jueves, 26 de noviembre de 2015
Breve estudio de diseño para una mamá
Se trataba, simplemente, de seleccionar un objeto presente en cada hogar que de cierta manera, según sus características, se pudiera relacionar con la mamita o la figura materna que cada una y cada uno posea o haya tenido por fortuna poseer.
Luego de conceptualizar y tener claridad, no es redundancia, sobre ese concepto nos encaminamos a darle un valor gráfico empleando elementos geométricos básicos. No sólo se trataba de combinar formas, si bien ese es el resumen, más bien de construir a partir de una retícula sencilla, tan sencilla como el sincero amor de madre que no pretende más que nuestro bienestar, sencillez y eficacia ¿se puede decir más? ¿Acaso hay algo mejor diseñado?
Una vez obtenido el elemento gráfico, es decir nuestro símbolo; que por supuesto mantiene un orden representativo del objeto pero que alberga un significado maternal y personal, pues cada madre es única e incomparable; continuamos con el aspecto cromático y tipográfico. Cada mamá es de un color y se escribe de una forma particular, por ejemplo, mi madre, se ríe de azul cielo y me mira como el mar.
Así las cosas tenemos una, sin ser pretenciosos, identidad visual de nuestras mamás, lo cual resulta interesante pues es un ejercicio que pocos se precían de llevar a cabo. Tal vez por lo sencillo de ese verdadero amor, pues no se cuestiona por razones que demos y generalmente resulta ser infinito. Tal vez porque es gratuíto y bien sabemos lo poco que valoramos lo gratuíto; se suele llorar, sufrir y bramar por personas pasajeras y se subrevalora ese romance que tanto trabajo o dinero costó. He conocido personas que con ojos tintos en lágrimas se dejan ir en palabras para ese único y todo poderoso amor hacia la persona con la que llevan un mes saliendo y su alarde por los costosos obsequios para mantener ese pasajero idilio pero que se registran los bolsillos en busca de un céntimo para ayudar a la vieja que hace un tiempo le limpio sus heces sin musitar una mueca.
Puedo decir, "rápidamente", que mi mamita es como una olleta, como la pequeña olleta en la que me calienta el tinto, así como lo hacía mi abuela. Mi vieja en tan cálida como una suave llamarada, es fuerte como un oscuro café y como un buen café resulta un amanecer en cualquier instante del día.