miércoles, 20 de mayo de 2015

Mad Max - Fury Road

En épocas como esta, donde la calidad del cine se mide por el número de gráficos generados por computador y la posibilidad de que la cinta funcione perfectamente en un cinema con sillas que se mueven, escupen agua, inyecciones de heroína (así debe ser pues los precios de ese tal cinema 4D o 4X non más bien elevados) y soplos de felicidad, pues en eso consiste disfrutar la película, en la sillas choconas más no en el contenido de la cinta...
Además, esta clase de diversión sugiere que si se encuentra uno en una silla movediza pierde las facultades lectoras básicas, estas salas presentan películas dobladas, con voves insípidas en ocasiones y parlamentos acomodados a la sincronía de labios... cualquiera que guste del cine conoce la importancia que tiene la voz de cada personaje...
En épocas como esta, ver y repetir una película como Mad Max Fury Road es todo un placer. Partiendo de que no es de exposición en festival bohemio de cine independiente. Por el contrario, cuenta con todo el presupuesto del mundo, tan "jolivudense" como cualquiera, pero con la inteligencia de pocas.
Sin que la silla salte de su lugar queda la sala salpicada de arena del desierto, esquirlas de metal y casquillos de balas... aunque ya parecían desiertos las dos salas en la que he visto la película, poca gente, aunque no es raro.
De seguro en salas contíguas se encontraban admirando a los Avengers en 3D. Hoy todos somos fanáticos de los cómics... Y si, Avengers está bien, pero es más probable que seamos nosotros mismos quienes nos encarguemos en algún momento de arreglar este mierdero en que hemos convertido el mundo en lugar de que un "chayan" de Asgard, un par de experimentos de laboratorio, un millonario don juan y un parche de super agentes sean quienes decidan cambiar el rumbo de nuestro destino... Avengers divierte y mucho, pero de ahí no pasa.
Por el contrario, Mad Max permite una reflexión en las micras de espacio tranquilo que su frenética acción otorga. Un reflejo de la realidad que en mayoría preferimos omitir. Grotesca y psicótica puede parecer, exagerada y lunática podrían añadir... ¿Acaso cómo es este plano en que que nos movemos?
Cargada de símbolos y metáforas que en un mundo casi muerto permiten la existencia de señores de la guerra, la religión y la economía, cuentas por cobrar y pagos por hacer. Un espacio desolado con una justicia tan ciega, como la que nos han enseñado a respetar, al comando de un vehículo de guerra empuñando armas en cada una de sus manos.
Resulta ser un ataque al patriarcado, nefasto, dañino y milenario. Una apuesta al poder femenino, no de axila y pierna peluda, no el feminismo que no cocina porque eso es de sirvientas. Más bien al género igualitario donde las mujeres pueden tomar el volante y conducir a la humanidad a un destino de esperanza con sinfonías operáticas de heavy metal, es decir equilibrio entre toda forma viviente y tecnológica.
Me la veré por tercera, pero no por última vez.