viernes, 14 de abril de 2017

Amor de viernes santo

Bajo la voz de Robert Powell; o mejor, la del actor de doblaje que lo interpretó en el clásico de Franco Zeffirelli; pronunciando el discurso de las bienaventuranzas, encuentro otras voces, en la calle.
Desde una ventana una vecina increpa a un hombre. Según parece golpeaba a la que aparenta ser su pareja, una mujer que lleva un bebé en sus brazos. La vecina decía haber llamado a la Policía, por lo que entendí el apurado caminar del "in fraganti" caballero. La mujer llorando lo perseguía y la vecina le gritaba a ella que lo denunciara.
¿Cómo empezaría esta historia de amor de viernes santo? En una biblioteca, en un recital de Bach, una exposición de escultura moderna, una obra teatral, una velada de danza contemporánea...¿?
¿Cuál sería el momento en el que la naturaleza castigó a esa fémina alborotando sus hormonas, haciéndole pensar que ese macho era su príncipe azul?
Desde mi ventana miraba el cielo gris, reflejo de la oscuridad inmensa en la que nos sumimos como especie. Como cuando se da una limosna, llegan 30 limosneros más, a todos no se les puede ayudar o si se puede, no sé cómo.
¿Salir a enfrentar a un desconocido a sabiendas de que sus réplicas masculinas son incontables y que la torpeza sentimental de los cromosomas XX es casi una norma de mayoría?
Prefiero destinar mi tarde al café y a pensar en la justicia anhelada, como la que promete aquél sermón que mencioné hace un momento.