jueves, 8 de marzo de 2018

Una constelación de mujeres


Es un viejo mensaje, pero sigo opinando igual...
Por fortuna mi vida ha sido tejida por dedos de mujer, en casa, Madre, Abuela, Tías... las mamás de mis amigos... Nada cambio por un plato de comida proveniente de esas manos, un café recién hecho o un pocillo de agua de panela... El mayor de los ingredientes, el amor, no lo ves en toda parte... en ningún lado de la manera gratuita con que ellas lo emplean.
En el jardín, la escuela y el colegio; maestras notables, anónimas para muchos pero no para mi corazón. Fanny Stella, Isabel... Qué lindo siguen sonando los nombres de mis profes.
¿Acaso alguien olvida a las tutoras de sus primeros pasos en algo tan magno como la educación? Quien lo hace ha de tener su buen espacio en una eternidad de condena. ¿Acaso el David de ha olvidado de Miguel Ángel?
En el trabajo pude notar que se marcha de mejor forma cuando marchas junto a ellas y también que no solo somos nosotros, los varones, el problema. Ellas han sabido mantenerlo e incluso hacerlo mayor... Bajo el pretexto de igualdad muchas han sabido copiar nuestros peores aspectos. Para ellas no es esta fecha.
En el trabajo he hallado la alegría de contar con grupos de estudiantes donde siempre han de figurar ellas, también donde ellas son las que no ofrecen ejemplo a seguir. Esto me lleva a pensar que ellas y nosotros podemos ser ángeles o demonios, problema, solución. Juntos y solo juntos, podemos lograr una mejora en esto que llamamos sociedad.
Sin embargo, agradeciendo a mis estudiantes congéneres; de ellas, aprendo más, porque ven una realidad muy diferente, con más colores, con más brillo, con mayor vuelo... Pero sigue siendo Diseño Gráfico y no la impensable estupidez de llamar a su profesión Diseña Gráfica.
Hoy las señoritas de mi clase hicieron de la mañana algo destacable... momentos así me mantienen como docente.
En la vida, caminos cruzados, direcciones paralelas que tornan a perpendicularidad... a mis amigas les debo mucho y no hay reconocimiento que pague esa deuda, porque la deuda es con la vida, pues ELLA me ha premiado con el abrigo un cielo plasmado de constelaciones de mujeres brillantes... Y claro, un universo de resplandor indescriptible, una prueba de la existencia de Algo más allá de cualquier comprensión humana, a la que tengo el privilegio de llamar, Hija.
Alexander Marroquín.