sábado, 4 de abril de 2020

El Cartel en Colombia

Ay Colombia!
Tratando de mostrar referentes del diseño gráfico nacional a mis estudiantes:
Busco "Carteles Colombia", no sé qué pensaba cuando escribí eso en el navegador. Claro, lo que aparece es el conglomerado criminal que fue es y seguirá siendo el dueño de esta finca. Cartel de Cali, Medeñea, Bogotá, etc., etc.
Hay que filtrar la búsqueda empleando el deleznable término "afiches" o en su defecto, "póster"... Casi que "letreros".
Dirán algunos que es lo mismo, no, no lo es. Y da tristeza profunda que sean los narcos los que se apoderaron de esa palabra, pues, habiéndolos, son pocos los diseñadores que se expresan, o se han expresado, con ese grito en los muros. A decir verdad, solo los caricaturistas emplean la imagen para opinar, apoyar o criticar.
Parece que mis colegas someten su creatividad a un contrato.
Trato de comprenderlos, pues este es un país donde aquel o aquella que logre un cargo que esté por encima de otros, se auto-considera gamonal, por más jeta de peón que posea. Y claro, no va a tolerar ningún asomo de pensamiento libre fuera de lo que, para sí, está bien o mal.
Alguna directora de programa, que cada semestre me tenía el historial "criminal" en su escritorio para darme cantaleta porque a algún sobrino de una profesora amiga suya se le partió una uña durante mi clase o cosas por el estilo, me hizo el siguiente reclamo:
-Profesor, los estudiantes van a tu clase con temor. Es que mira (mostrándome una caricatura que hice y publiqué en mi blog), aquí tienes una pistola, tú no sabes lo que eso puede provocar en ellos.
A mí esta vieja me provocó acidez con esa demostración de estupidez. O cómo llamarle a eso viniendo de una diseñadora gráfica, no entender qué es una caricatura, viniendo de una directora de programa de Diseño gráfico... PUCHA!! Bueno, creo que esa era su profesión, pues no he visto el primer "letrero" hecho por ella o el primer artículo de uno de sus proyectos de investigación, pues está la práctica y la teoría.
Aunque, para mí, es como el comentarista de fútbol calvo y obeso que no se puede ver los pies y menos podría coordinar sus rollizas extremidades inferiores para hacer una gambeta; aún así, se considera superior en conocimiento a cualquier futbolista, técnico y árbitro sobre la faz del planeta.
Como sea, me da el aliento para continuar la búsqueda de colegas brillantes, pues son muchas y muchos, no quiero darle a mis estudiantes solo referentes extranjeros.
De paso, no está mal retomar la opinión, o iniciarla, en los muros virtuales empleando ese bello medio de expresión gráfica conocido como CARTEL.