miércoles, 30 de diciembre de 2015

Nadie quiere viajar solo

En temporada de vacaciones, como en todas las temporadas, existen premuras sociales de las que pocos escapan. Acciones o actividades fruto de presiones externas que se disimulan con altivo orgullo y que suelen ser axioma llegando a convertirse en pecado mortal el no tomar su dictamen de manera literal. En este orden, los viajes se convierten en un placer mundano tan solo valioso si se ventila a los cuatro vientos y se le da el material aspecto triunfalista al criticar las jornadas de otros y compararlas con las propias.
Es fácil  conocer que alguien cercano en cierta medida, o siquiera conocido, va a salir de viaje. Ese alguien le preguntará a usted, con aire de interés pero bastante fingido: ¿Vas a viajar? Usted podrá responder lo que sea, hasta el más absurdo enunciado será inadvertido a los oídos de quien realmente desea hablar de su propio destino turístico. Prepárese a recibir una prosa en su chat o a beber su café en silencio mientras escucha las maravillas que vivirá su emisor. Conserve la calma y procure sonreír, hay quienes requieren de la aprobación ajena para sentir que hacen lo correcto, hay quienes desean despertar envidia para creer que realmente están viviendo.
Si usted tiene un plan de viaje no exhiba su mapa de navegación, conserve para sí las constelaciones que le guiarán. De lo contrario puede que reciba, por parte de aquél contacto, comentarios desalentadores: ¿Tan poco tiempo vas a estar? - ¡Lástima que vayas en la peor de las estaciones! - Pero el hotel al que yo fui es mucho más acogedor... - O puede que esos viajeros experimentados sientan el maltrecho impulso de redibujar su ruta y puntualizar su itinerario de acuerdo a su propia e incomparable experiencia.
Recuerde muy bien que por colectivo que sea un acto la experiencia no se comparte, es única y moldea de manera inigualable la mente y el espíritu de quien la vive. La vida, como cada año que se va, es un almanaque solitario con santorales respectivos a cada pasaporte y con lunas que pueden compartirse pero nunca pueden verse desde los mismos ojos.